Síntomas: Los síntomas suelen iniciarse en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta y persisten durante toda la vida. Una persona con narcolepsia puede tener una crisis de sueño en cualquier momento y el deseo de dormir sólo podrá resistirlo temporalmente. La persona afectada, en respuesta a reacciones emocionales bruscas (como sentimientos de enfado, temor, alegría, gozo, o sorpresa) puede experimentar una debilidad en las extremidades, puede soltar lo que esté sosteniendo en las manos o puede caerse, pero sin llegar a perder la consciencia. También existen síntomas relacionados con alucinaciones sufridas por el enfermo. La mayoría de los que padecen la enfermedad no poseen todos los síntomas, solo alguno.
Causas: No se ha logrado aún determinar cuales son las causas de este trastorno, sin embargo se ha mencionado que la menstruación, el estrés, algunas infecciones como la mononucleosis infecciosa y también los traumatismos craneales podrían ser algunos de los desencadenantes de esta enfermedad. Asimismo, se trata de una enfermedad familiar, de probable origen genético.
Prevención: No se conoce prevención para esta enfermedad. Los tratamientos básicos para combatir la narcolepsia se basan en anfetaminas o fármacos similares. Estas sustancias pueden causar hipertensión, alterar el ritmo cardiaco y provocar ansiedad, además de originar cierta dependencia lo que provoca que el paciente abandone el tratamiento. Actualmente existe otro fármaco, que constituye un tratamiento seguro y eficaz para los pacientes, y además no provoca dependencia. Asimismo, es aconsejable que las personas que sufren narcolepsia tomen descansos de 15 minutos durante el día y eviten consumir comidas pesadas. El descanso nocturno debe ser suficiente para evitar la descompensación en el ciclo del sueño.
Prevalencia: Se han realizado numerosos estudios de prevalencia de narcolepsia en diversos países y grupos étnicos. En Finlandia se estima una prevalencia del 0,026%. Se asume que la prevalencia de la narcolepsia en la población de EEUU y Europa occidental es del 0.02 al 0.18%. En Japón los estudios estimaron una prevalencia superior, del orden del 0.16-0.18%.
Curación: No existe cura para este trastorno. Únicamente se intentan controlar los síntomas que genera con el tratamiento mencionado anteriormente.
La enfermedad en el futuro: Aunque por el momento se trata de una enfermedad sin cura y con pocas salidas, se espera que en un futuro no muy lejano se consiga luchar contra este trastorno hasta el punto de la desaparición del mismo en el paciente.